A punto de cumplir los 80, hace poco más de dos meses Mirand Ayoub tuvo que salvar la distancia que separa Alepo, ciudad de donde es y en la que reside, de Beirut, sede de la representación diplomática española para los ciudadanos sirios tras el cierre de la embajada en aquel país, para presentar la solicitud de un visado Schengen que le acabaron denegando a principios de este enero.
Un rechazo que se apoya en que «la información que se facilitó para justificar el propósito y las condiciones de la estancia de Mirand en Alicante no resultaba fiable, además de haber dudas razonables en cuanto a su intención de abandonar el territorio europeo al expirar el visado», pero que realmente fue fruto de un fallo de comunicación entre la embajada y el Ministerio del Interior.
Error que, aún así, no le evita el trago de que tenga que iniciar de nuevo el proceso para volver a pedirlo con el calvario que supone reunir los 16 documentos que se requieren en un país asolado tras más de una década de guerra y a la que ahora se ha sumado la devastación de un brutal terremoto.
0 comentarios