Un momento de auténtica comunión eclesial caracterizó el encuentro, celebrado el 19 de diciembre de 2025, entre el papa León XIV, el Rector Mayor, don Fabio Attard, y los miembros del Consejo General de la Congregación Salesiana en el Vaticano. Lo que podría haber sido una ocasión formal se convirtió en un diálogo fraternal y espontáneo, gracias a una decisión inicial que marcó el tono de toda la conversación.
El gesto inicial: abandonemos los guiones
A su llegada, el Santo Padre comunicó a los invitados que prefería conversaciones en vivo en lugar de largos discursos preparados. El propio Papa siguió el mismo enfoque, abriendo así un espacio para «un intercambio fraterno y espontáneo que viniera del corazón». Esta comunicación preliminar creó inmediatamente una atmósfera de facilidad y apertura, desplazando la atención de la formalidad al encuentro genuino.
«Eso fue exactamente lo que ocurrió», informan los participantes. El Rector Mayor habló con sencillez, compartiendo el deseo de la Congregación de comunión y unidad con el jefe de la Iglesia universal.
Las cuatro líneas de gobierno de la Congregación Salesiana (2025-2031)
Durante la conversación, el Rector Mayor ilustró las cuatro líneas prioritarias que guiarán a la Congregación en los próximos seis años:
Conversión y servicio a los pobres. El renacimiento espiritual personal y comunitario sigue siendo el fundamento de la misión salesiana, siempre orientada hacia los marginados.
Educación y pastoral en el carisma. La profundización de las propuestas educativas a la luz de la herencia de Don Bosco, con especial atención a la colaboración con los laicos en el compartir la misión.
Inteligencia artificial y misión juvenil. Un tema decididamente contemporáneo: los retos y oportunidades que ofrece la IA en el trabajo con y para los jóvenes.
El papel de la Universidad Pontificia Salesiana. Promover el estudio, la reflexión y la formación de salesianos y laicos, manteniendo viva la herencia carismática en el contexto actual.
El Rector Mayor también compartió con el Santo Padre el testimonio de los salesianos y laicos comprometidos en zonas de conflicto y guerra, pidiendo su bendición especial para quienes trabajan en las fronteras más difíciles.
La respuesta del Santo Padre: la paz como compromiso radical
El Santo Padre hizo hincapié en la paz como tema central, subrayando que se trata de «una lucha constante» que merece atención, oración y, sobre todo, testimonio. Destacó que las personas consagradas, en particular, tienen una responsabilidad especial en dar testimonio de la paz en las zonas de conflicto donde trabajan.
«El hecho de estar respaldados por una gran red de provincias y congregaciones os coloca en una posición privilegiada y exigente para ofrecer un testimonio significativo», dijo el Papa, animando a los salesianos a no desanimarse ante las difíciles situaciones globales.
Tres cuestiones cruciales: de la secularización a la IA
La búsqueda sincera de los jóvenes europeos. Cuando se le preguntó sobre la secularización entre los jóvenes en Europa, el Santo Padre respondió con realismo y esperanza: muchos jóvenes tienen expectativas auténticas y buscan sinceramente. El reto es ofrecer «una propuesta profunda y una respuesta significativa: no respuestas superficiales o improvisadas, sino propuestas capaces de llegar a lo más profundo, tocar el corazón y facilitar la conversión». El testimonio de las personas consagradas es una condición indispensable para una propuesta educativa pastoral auténtica.
La IA como cuestión ética global. Sobre el tema de la inteligencia artificial, el Papa subrayó la importancia de una respuesta eclesial unitaria. No se trata solo de utilizar la tecnología en las escuelas, sino de «ofrecer al mundo una propuesta de ética y valores en este ámbito». Señaló a los salesianos como figuras estratégicas en el proceso de «humanizar la inteligencia artificial y sostener su alma ética».
La misión en el 150° aniversario. Al margen de las celebraciones del 150° aniversario de la primera expedición misionera de Don Bosco (1875), el Santo Padre agradeció a los salesianos su labor misionera global. Recordó que «la Iglesia es y debe ser una Iglesia misionera» por tres razones fundamentales: el anuncio a quienes no conocen a Cristo, la evangelización de los países que la necesitan y el valor de «ir donde otros no quieren ir», sin ceder al miedo.
Diálogo interreligioso
Sobre la llamada a favorecer una cultura del diálogo y la convivencia entre las diversas religiones, el Santo Padre les animó a seguir promoviendo espacios de escucha fraterna, de una cultura que haga crecer relaciones humanas sanas y adultas. Son estas experiencias marcadas por el respeto mutuo y vividas en un clima de acogida fraterna las que tienen el potencial de dar sentido y esperanza a los jóvenes en su búsqueda de un futuro marcado por la paz y la concordia.
«Haced lo que él os diga»: antídoto contra la superficialidad
El Rector Mayor subrayó que el próximo Aguinaldo animará a la Familia Salesiana a asumir las disposiciones indicadas por María de «mirar, escuchar, servir y actuar», cualidades que se ven fácilmente empañadas por las distracciones contemporáneas, en particular por el «encanto de la tecnología».
Los salesianos se comprometieron a hacerse eco de la invitación del Santo Padre, conscientes de que las mentes y los corazones de los jóvenes «pueden dejarse llevar fácilmente por las preocupaciones y las atracciones superficiales del mundo, lo que debilita su generosidad y disminuye su voluntad de contribuir y servir a los demás».
Un encuentro que ilumina el camino
Al final del encuentro, el Rector Mayor pidió al Santo Padre una bendición especial para los presentes, para la Congregación y para toda la Familia Salesiana, para que, sostenidos por la presencia del Sucesor de Pedro y en unión con él, puedan continuar con esperanza a dar testimonio del Evangelio a los jóvenes.
El ambiente de familiaridad y cercanía que caracterizó el encuentro, subrayado por la invitación abierta del Santo Padre, representa un modelo de auténtica sinodalidad. En un momento histórico marcado por conflictos globales, transformaciones tecnológicas y la búsqueda de sentido por parte de los jóvenes, el diálogo entre el Magisterio y la tradición educativa salesiana ofrece una brújula clara: profundidad y autenticidad, testimonio y cercanía, valentía y audacia en la misión.











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