Durante las pasadas navidades, entre el 26 y 30 de diciembre, dos grupos de jóvenes, acompañados por salesianos y algunos adultos, se dieron cita en Alzuza-Navarra y Mohernando-Guadalajara para vivir una experiencia de oración en comunidad. Son dos ejemplos de iniciativas para compartir momentos de oración que los salesianos llevan tiempo realizando.
Tal y como explica José Luis Villota, delegado Inspectorial de Pastoral de Salesianos Santiago el Mayor, “Los elementos que se ponen en juego son: la acogida al que llega, la comunidad o grupo que acoge y la experiencia de tranquilidad que permite pensar, orar y vivir a un ritmo más consciente”.
No es una propuesta de grandes números, no es lo que se pretende. Mohernando iniciaba este año la experiencia con 14 participantes, siguiendo los pasos de lo que durante muchos años se lleva viviendo el Alzuza. En el Hogar del Misionero de Alzuza se juntaron 8 personas. En ambos lugares en un clima de familia, de escucha de la Palabra, de calma, sin prisas.
Años de historia
La experiencia comenzó en 1999 como escuela de oración, dirigida a jóvenes adultos una vez concluido el Itinerario de Educación en la fe. Con tres fundamentos: La Palabra de Dios, la oración y el acompañamiento espiritual.
Tal y como lo explica Abel Domínguez, animador de la Escuela de Oración y Comunidad Juvenil Alzuza: “Con el tiempo la experiencia pasa a denominarse Casa de Oración ampliando la propuesta a miembros de grupos de la Familia Salesiana, jóvenes que no pertenecen a ningún grupo cristiano de referencia, educadores, agentes de pastoral de las diócesis cercanas. Se convierte en un servicio que abre en algunos momentos de vacaciones a quienes quieran participar. En la casa se programan momentos, espacios y otros recursos para iniciarse en la oración, aprender a orar, experimentar distintos tipos de oración… Los participantes viven la experiencia con un ritmo personal adecuado a sus necesidades y encuentran el silencio y la calma necesarias que no se encuentran en la vida diaria”.
La “Casa de Oración” en la actualidad se conoce como “Comunidad Juvenil Alzuza” de esta forma, tal y como sigue contando Abel: “se subraya el carácter juvenil, familiar, y humano que se trasmite durante la estancia; la participación e implicación en cada una de las actividades y tareas, la unión y los distintos momentos del día, la actitud de acogida, fraternidad y servicio que se experimentan; la orientación de la propuesta, vivida desde la espiritualidad juvenil salesiana”.
Mohernando y Alzuza
En diciembre se ha vivido una experiencia similar en ambos lugares. Los participantes de Mohernando provenían de las comunidades juveniles de Estrecho en Madrid y además habían participado en el primer trimestre del curso en la experiencia de “Acompañamiento en la oración” propuesta desde la Pastoral Juvenil.
En Alzuza se reunieron algunos de los “fijos” de la Comunidad que “abre sus puertas” en julio y diciembre, además de agentes de pastoral de parroquias cercanas, jóvenes en busca de ese encuentro calmado con Dios, con su Palabra, a través de la Naturaleza y del encuentro personal.
Tanto Alzuza como Moherando están respondiendo a la urgencia que propone el Cuadro de Referencia de la Pastoral Juvenil Salesiana: “es urgente crear, para los jóvenes, ambientes adecuados que favorezcan el encuentro con Dios por medio de los caminos de interiorización: la oración personal y comunitaria, la apertura al misterio, la contemplación y el silencio, el encuentro con la Palabra vivida y participada…”
Para ampliar información sobre la Experiencia de Alzuza se puede leer Misión Jóven de Junio de 2016 desde ESTE ENLACE.
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