A la hora del Ángelus del último domingo de octubre, el Papa Francisco se dirigió a los miles de fieles y peregrinos que se dieron cita en la Plaza de San Pedro en un día típicamente otoñal de lluvia para escuchar su comentario al Evangelio, rezar por sus intenciones de Pastor de la Iglesia Universal y recibir su Bendición Apostólica.
Al saludar a los queridos hermanos y hermanas, el Papa explicó ante todo que durante la mañana, en la Basílica de San Pedro, había celebrado la Misa de clausura de la Asamblea del Sínodo de los Obispos dedicada a los jóvenes.
La esperanza de Dios no es un espejismo
Tras destacar que la primera Lectura, del profeta Jeremías se entonaba de modo especial con este momento, puesto que se trata de una palabra de esperanza y consuelo que Dios dirige a su pueblo, al que ama y cuida como a un hijo, el Pontífice afirmó textualmente: “La esperanza de Dios no es un espejismo, como ciertas publicidades en las que todos son sanos y hermosos, sino que es una promesa para la gente real, con sus virtudes y defectos, potencialidades y fragilidades”.
Tiempo de consuelo y de esperanza
De esta Palabra de Dios el Obispo de Roma dijo que expresa muy bien la experiencia que han vivido en estas semanas del Sínodo. De manera que ha sido un tiempo de consuelo y de esperanza, precisamente a través del trabajo a veces fatigoso.
Escuchar puede ser fatigoso
Sí, porque como dijo el Papa, “escuchar puede ser fatigoso”, ya que requiere tiempo, atención, apertura de la mente y del corazón. Empeño que cada día – añadió – se transformaba porque teníamos en medio de nosotros la presencia vivaz y estimulante de los jóvenes, con sus historias y contribuciones.
Realidad multiforme de las nuevas generaciones
El Papa también afirmó que a través del testimonio de los Padres sinodales, la realidad multiforme de las nuevas generaciones ha entrado en el Sínodo “por todas partes”: de cada continente y de tatas situaciones humanas y sociales diversas.
Actitud fundamental de escucha
A la vez que destacó que con esta “actitud fundamental de escucha”, han tratado de leer la realidad y de captar los signos de nuestros tiempos. De manera que – como prosiguió explicando el Papa – durante estos días se han confrontado acerca de cómo caminar juntos a través de tantos desafíos, como el mundo digital, el fenómeno de las migraciones, el sentido del cuerpo y de la sexualidad, el drama de las guerras y de la violencia”.
Los frutos de este trabajo ya están fermentando
Asimismo afirmó que los frutos de este trabajo ya están “fermentando”, como hace el jugo de la uva en los toneles después de la vendimia. Y comparó el Sínodo de los jóvenes como una buena vendimia, que promete buen vino. A la vez que aclaró que el primer fruto de esta Asamblea sinodal debería estar, precisamente, en el ejemplo de un método que se ha tratado de seguir desde la fase preparatoria.
Y concluyó invitando a invocar por todo esto la intercesión de la Virgen María, Madre de la Iglesia, a quien encomendó el agradecimiento a Dios por el don de este Sínodo.
Cercanía del Papa con la comunidad judía
Tras rezar a la Madre de Dios, el Obispo de Roma expresó su particular cercanía a la comunidad judía de la ciudad americana de Pittsburgh, golpeada ayer por un terrible atentado en una sinagoga.
«Que el Altísimo reciba a los fallecidos en su paz, consuele a sus familias y sostenga a los heridos. Todos estamos dolidos por este acto inhumano de violencia. Que el Señor nos ayude a extinguir los brotes de odio que crecen en nuestras sociedades, fortaleciendo el sentido de la humanidad, el respeto por la vida, los valores morales y civiles; y el santo temor de Dios, que es Amor y Padre de todos», expresó.
Guatemala: dos nuevos Beatos
También el Papa recordó que ayer en Morales, Guatemala, fueron proclamados Beatos José Tullio Maruzzo, religioso de los Frailes Menores, y Luis Obdulio Arroyo Navarro, asesinados ambos por odio a la fe en el siglo pasado, durante la persecución contra la Iglesia, comprometida en promover la justicia y la paz.
Pedir por quienes son perseguidos a causa del Evangelio
Por esta razón invitó a alabar al Señor y a encomendar a la intercesión de los dos nuevos Beatos a la Iglesia guatemalteca y a todos los hermanos y hermanas que lamentablemente aún hoy, en diversas partes del mundo, son perseguidos por testimoniar el Evangelio.
Perú y Venezuela
Y tras saludar a algunos de los grupos presentes en la plaza, como la Fundación española “Centro Académico Romano”, el Santo Padre recordó que hoy se celebra la fiesta del Señor de los Milagros, muy querida en Lima y en todo el Perú; razón por la cual dirigió un grato pensamiento al pueblo peruano y a la comunidad peruana de Roma. También saludó con afecto a la comunidad venezolana en Italia, reunida en esta ocasión con la imagen de Nuestra Señora de Chiquinquirá, la Chinita.
Imagen: Vatican Media.
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