35 educadores y animadores de centros educativos, juveniles y sociales han participado en esta formación que se enmarca dentro del plan de acompañamiento ofrecido por los salesianos y salesianas en España.
El 6-7 de noviembre fue la primera cita, a la que le siguió la del 11-12 de diciembre, y esta última del 19 y 20 de febrero en la que los módulos formativos se han centrado en el discernimiento (Sergio Huerta), el acompañamiento de la oración (Abel Domínguez) y la referencia a Jesús, como modelo de acompañante (Federico Calleja). Para los participantes ha sido un descubrimiento al adquirir herramientas y desarrollar cualidades que les permiten acompañar el crecimiento de los jóvenes con los que trabajan.
En la Eucaristía final, Xabier Camino, Delegado de Pastoral Juvenil, les agradecía su compromiso por la formación pastoral y les recordaba que “este tesoro que os lleváis tras tres fines de semana de formación no solo es vuestro, sino que se multiplicará entre tantos chavales que Dios mismo pone en vuestras manos si lo ponéis a su servicio”.
Cuidarnos y cuidar
“Me va a permitir abrir los ojos a las necesidades que pueden tener hoy los jóvenes, saber estar disponible para una conversación, un primer acercamiento… y sobre todo ser consciente de que el acompañamiento es una nueva oportunidad de poder estar cerca de los jóvenes, disponibles para ellos y ellas”, explica Silvia Montalvo.
Silvia, alumna de esta formación, ha participado de la experiencia animada desde el Centro Juvenil con el que colabora. “Estoy llevando un grupo de catecumenado y me pareció muy interesante, para saber cuidar a los jóvenes con los que compartimos vida y tiempo”.
Además, considera que le va a ser muy útil dentro de la labor que desarrolla en la Federación de Centros Juveniles Valdoco porque está en contacto con muchos jóvenes. “Pero no sólo por la relación con los jóvenes sino también porque he descubierto herramientas que me van a ayudar a entender y comprender a las personas con las que me relaciono día a día”, puntualiza.
Altamente recomendable
A la pregunta típica de “¿Recomendarías esta formación a otros educadores?” la respuesta ha sido un rotundo Sí. “Es una formación muy necesaria, te ofrece ese punto extra de calidad, que marca el carisma salesiano, esa «palabrita al oído» en versión más extendida, creando una relación de confianza, de guía y de sostén, para caminar al lado de los jóvenes y ayudarles a sentir a Dios en su vida”, nos dice Silvia.
Pero también, como comenta Alejando, «termino este curso con ganas de seguir formándome en acompañamiento, de leer y de tratar de poner en práctica lo que hemos reflexionado. Considero que es una formación importante para cualquier educador que tenga interés en mejorar el encuentro con los chicos y hacer que cada conversación sea una oportunidad de crecer”.
Herramientas y actitudes
Cómo hacer bien una entrevista, como entender la importancia del discernimiento, cómo saber establecer la relación entre acompañante y acompañado. También la visión de la apertura a la trascendencia y la oración. Unido a la posibilidad de revisar la propia historia al realizar “tareas” de acompañamiento. Todas estas propuestas son algunas de las materias más valoradas.
Han descubierto que pueden vivir una experiencia increíble en la que hay 3 protagonistas: la persona acompañante, el acompañante y Dios. “Ser conscientes de la riqueza de este ministerio nos hace sentirnos afortunados. Y lo más importante, la importancia de cuidar cada gesto, palabra y mirada cuando realicemos esta labor del acompañamiento”, concluye Silvia.
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