En la ciudad de Eufemia -escribió Italo Calvino en sus «Ciudades Invisibles»-, cada equinoccio y cada solsticio, la gente de distintos lugares se intercambiaban palabras, haciendo suyas las historias vitales de las personas que iban a comerciar allá. Justo eso es lo que vivimos este pasado fin de semana en el Centro Salesiano de Mohernando (Guadalajara).
Allí, jóvenes migrantes de primera y segunda generación y sus educadores vinieron desde distintas plataformas salesianas de diversos puntos de España, desde las Islas Canarias hasta Lleida, pasando por Andalucía y Castilla-León.
El objeto del encuentro fue poner en contacto a los y las protagonistas del documental entre sí y con la productora que va a llevarlo a cabo, la Agencia de comunicación Talaia. Allí, entre juegos y talleres, compartieron historias vitales, el Ramadán que estaban guardando los chicos y chicas musulmanes y surgieron grupos de redes sociales entre ellos y ellas de forma espontánea, ayudándose mutuamente a superar barreras idiomáticas y culturales.
Así, poco a poco, se está fraguando un documental, lleno de verdad, sobre jóvenes de un mundo diverso, el cual estará hecho en parte por ellos y ellas que, móvil en mano, se lanzaron a crear imágenes.
El escenario más recurrente para ellas fue la reproducción de la casa de Don Bosco, ante la cual, un joven maliense que estaba buscando un buen encuadre a una foto dijo «Me inspira. Es por él que estamos aquí y eso es algo bueno»; todo un ejemplo de interreligiosidad, de convivencia y respeto que viene a resumir el espíritu de del proyecto y la labor de las entidades que lo desarrollan o colaboran en él.
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