Celebrada la jornada de Pastoral del ISCR Don Bosco

29 abril 2024

Por Jordi Latorre

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Con la intervención de Jordi Lleixà, delegado de Pastoral de Salesianos SMX, sobre Las Jornadas Mundiales de la Juventud y sus retos pastorales.

En la recta final del mes de abril tuvo lugar la celebración de la Jornada de Pastoral del ISCR Don Bosco. En esta ocasión intervino Jordi Lleixà sobre Las Jornadas Mundiales de la Juventud y sus retos pastorales.

El responsable para la Pastoral Juvenil de la Provincia Salesiana María Auxiliadora, en España (SMX) del Centro Teológico Salesiano Martí-Codolar, precursor del actual ISCR Don Bosco, impartió una conferencia ante una cuarentena de alumnos y formadores sobre los retos Pastorales que plantean las Jornadas Mundiales de la Juventud en las Iglesias locales, Movimientos, y centros de pastoral juvenil.

En su intervención, Lleixà señaló que hace ahora cuarenta años, el 14 de abril de 1984, tuvo lugar el primer encuentro de jóvenes en la Plaza de San Pedro con Juan Pablo II, que fue la semilla de la que surgieron posteriormente las Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ): grandes encuentros internacionales que reúnen a muchachos de todos los continentes alrededor del Papa en alguna ciudad del mundo. La última se celebró en Lisboa en agosto de 2023 con el Papa Francisco; la próxima será en Seúl, Corea del Sur, en 2027, precedida por el Jubileo de los Jóvenes en Roma en 2025.

En estos años, las JMJ han dado muchos frutos: «Frutos de esperanza y de amor, frutos de juventud, de primavera en el corazón de la Iglesia». Durante las JMJ, los jóvenes de todo el mundo han experimentado la alegría de ser creyentes, de hacer experiencia de fraternidad, de orar y adorar juntos, de escuchar, en definitiva, de hacer experiencia de Iglesia.

Las intuiciones que hay detrás de la idea y desarrollo de las JMJ pueden servirnos para nuestra Pastoral Juvenil del día a día:
— El encuentro con Jesús es el corazón de la pastoral.
— Hay que re-proponer lo esencial del kerygma del primer anuncio.
— Una experiencia de “impacto”, pero dentro de todo un proceso educativo-pastoral.
— El valor de la belleza y el cuidado de las celebraciones.
— Dar espacio prolongado al silencio, como “lugar” de encuentro con Jesús.
— Comunicar un sentido de Iglesia mundial, desde el propio carisma.
— El protagonismo juvenil en el antes, durante, y después. Dejar el protagonismo a los jóvenes cambiará muchas cosas de las que hacemos, pero estoy convencido (porque así lo he vivido) que haremos más viable el objetivo último de la pastoral.

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