Los salesianos hacen balance de su verano siendo el curso de animadores es el broche de oro a estos tres meses que han estado marcados por la vuelta de las actividades prepandemia: campamentos urbanos, campamentos en la naturaleza, caminos de Santiago, Campobosco… un sinfín de actividades por y para los jóvenes.
Salesianos El Encinar en Mohernando acogió entre el 19 y el 31 de agosto a futuros animadores de 4 federaciones de la Inspectoría de Santiago el Mayor, 16 casas salesianas, 15 de SDB y 1 de FMA.
En esas mismas fechas tuvo lugar la formación ofrecida por la Insectoría de María Auxiliadora y la Federación Don Bosco de Cataluña en Llinars del Vallés en Barcelona, la Escuela de Pirineos de Aragón en Santa María de Bruis en Huesca y la Escuela Don Bosco Valencia en Godolleta. La escuela de Don Bosco en Sevilla imparte la formación dividida, la primera parte finalizó el 15 de agosto y la segunda la realizarán durante las vacaciones de Navidad en Sanlúcar la Mayor.
Formación legal y religiosa
El curso de animadores es un momento clave en el calendario Salesiano. En él, jóvenes voluntarios de los Centros Juveniles reciben la formación necesaria para ser monitores de ocio y tiempo libre y animadores salesianos. Estos cursos tienen como base los conocimientos necesarios para poder ser monitor como es legislación, primeros auxilios, educación ambiental o animación deportiva, pero lo que diferencia a estos cursos es la vivencia salesiana y cristiana que ofrecen unido a una formación en diversos ámbitos religiosos. La oportunidad de tener una experiencia personal de fe acompañado de otros animadores con los que se comparte un mismo fin.
Opinión de los participantes
Un animador de Guadalajara comenta que “ha sido una experiencia inolvidable, he conocido a gente genial y me han servido las clases para mi crecimiento personal y para que a la hora de estar con los chavales pueda hacer que disfruten mucho más.” Otro animador recalca lo positivo de juntarse con gente de otros centros juveniles: “podemos encontrar realidades distintas, además de aprender una gran cantidad de recursos y habilidades para poner en práctica con los chavales.”
Estos cursos guían en la reflexión sobre “cómo soy yo como animador salesiano”, “cómo quiero ser”, “qué puedo ofrecer a los chicos de mi Centro Juvenil”, “cómo puedo ser testimonio de fe para ellos”. Estas preguntas que todos se hacen y que el curso trata de encauzar es lo que diferencia a un animador salesiano de un monitor. Jorge Parra de Guadalajara asegura que, para él “el curso ha significado un descubrimiento total de lo que significa ser animador salesiano”.
En pocas semanas los Centros Juveniles volverán a abrir sus puertas acogiendo a chicos y chicas y estos nuevos animadores podrán poner en práctica lo aprendido en las semanas de formación llevando a todos el sueño de Don Bosco.
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