«Hacemos público nuestro repudio ante los hechos ocurridos y condenamos todo acto de violencia, vandalismo y represión contra la vida y la integridad de las personas y su derecho a expresarse pacíficamente en defensa de la justicia y la solidaridad», explica el salesiano, Ángel Prado, responsable de la región de Centroamérica. «Estamos viviendo con mucho dolor y gran conmoción lo que está viviendo el pueblo a consecuencia de la violenta represión que el gobierno ha descargado contra los miles de manifestantes», añade el misionero.
Ya son 45 días sin paz en Nicaragua y más de 90 personas fallecidas. El proceso que había iniciado la Iglesia para el diálogo está hoy en punto muerto y las calles se han convertido en un campo de batalla. El pueblo se lanzó «a las calles para expresar su desacuerdo con las nuevas medidas fiscales que se habían decretado y una causa justa se transformó en violencia», dice Prado. La tensión ha ido aumentando y uno de los lugares más complicados es hoy Masaya, donde se han producido graves enfrentamientos. Aquí, el colegio Don Bosco ha tenido que cerrar sus puertas y hoy es un centro médico donde se está atendiendo a las personas que necesitan ayuda ya que «los hospitales tienen orden de no atender a quienes resulten heridos en las marchas», explican los misioneros en Nicaragua. En Managua y Granada las escuelas siguen funcionando con cierta normalidad aunque con medidas de seguridad y muy atentos a los posibles altercados.
Desde Misiones Salesianas muestran todo su apoyo al pueblo nicaragüense, «que se merece vivir en paz», y reclaman «respeto por los derechos humanos». Misiones Salesianas, junto a los Salesianos que están presenten en el país desde hace más de 100 años, hace un llamamiento por la paz y el entendimiento y se compromete a trabajar con el pueblo de Nicaragua por la paz, la justicia y la dignidad de todos.
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