Don Bosco también ama a los jóvenes refugiados

27 abril 2018

D. Jiménez Díaz / I. Hernández / M. Serrano

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Vienen de distintos países, pero tienen algo en común: han dejado atrás sus lugares de origen por conflictos o persecución. Son los jóvenes refugiados acogidos por los Salesianos a través de sus plataformas sociales en Madrid y Sevilla.

Vienen de distintos países, con diferentes culturas. Pero tienen algo en común: han dejado atrás sus lugares de origen por conflictos o persecución. Son los jóvenes refugiados acogidos por los Salesianos a través de sus plataformas sociales en Madrid y Sevilla. «Después de salir de Irán, he pasado por 10 países. En Alemania me dijeron que no podía quedarme. En Pinardi-Nicoli, aquí, me acogieron», cuenta uno de los jóvenes.

El Programa de Acogida Integral para jóvenes refugiados en situación de vulnerabilidad se puso en marcha a mediados de febrero, con el apoyo financiero del Ministerio de Empleo y Seguridad Social, a través de la Coordinadora Estatal de Plataformas Sociales Salesianas. Se prevé que a finales de año las plataformas sociales hayan atendido a 40 jóvenes con edades comprendidas entre los 18 y los 30 años, procedentes de Asia, África y América Latina.

En Madrid, la Federación Pinardi ha puesto en marcha junto con las Hijas de la Caridad el proyecto Pinardi-Nicoli, habilitando por ahora dos pisos de acogida para atender a un total de 10 jóvenes refugiados. Cuatro educadores de Pinardi y una Hija de la Caridad se encargan de ayudarles a gestionar su día a día en la casa. Otro piso se encuentra en la provincia de Sevilla, con cuatro refugiados a los que atiende la Fundación Don Bosco.

Los jóvenes reciben clases de español, aprenden las costumbres locales y en sus ratos libres estudian en sus habitaciones. La labor de sus educadores resulta fundamental, y ellos saben valorarla: «Son personas que, aparte de que son muy amables, tienen mucha paciencia, tratan de estar pendientes. Realmente vemos que hacen la función como de una madre, pendiente de sus hijos. Sinceramente y de corazón, creo que son personas que entregan el corazón con cada uno de los que vivimos en esta casa», expresa otro joven.

 

Entre los compañeros de piso se reparten las tareas domésticas siguiendo un calendario establecido: barrer, fregar, lavar la ropa, hacer la cama, cocinar, poner la mesa, hacer la compra con un presupuesto reducido… Todo ello contribuye a generar un ambiente agradable.

El programa les permite estar como máximo seis meses de estancia en el piso. En ese tiempo, se gestiona el papeleo de extranjería para que puedan quedarse finalmente en España. El papel de las plataformas sociales salesianas es clave para que puedan insertarse socialmente tras aprender el idioma y las costumbres del país. Ellos sueñan con poder quedarse y encontrar un trabajo que les permita crecer como personas: «Quiero estar en España, trabajar, aprender la cultura…», comenta un joven.

España, como muchos otros países de la Unión Europea, camina despacio en la acogida de refugiados pactada en septiembre de 2015. La UE se comprometió a recibir a 160.000 personas, 17.000 de ellas en nuestro país.

Después de casi tres meses en funcionamiento, los pisos de las plataformas sociales salesianas son el ejemplo de que la acogida a los refugiados es posible. Ahora se espera que Pinardi abra dos nuevos pisos de acogida próximamente en la zona sur de Madrid. Los Salesianos asumen este reto desde su carisma: estar donde estén los jóvenes más necesitados.

 

1 Comentario

  1. Miguel Ángel

    Estupenda labor social. Hay que difundirlo.

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