En la mañana del viernes 9 de febrero, a las 11, se reunía toda la comunidad educativa de la escuela, y las familias que quisieron asistir al patio y a la iglesia de la casa salesiana, para rendir un sentido homenaje a las víctimas de derrumbamiento del edificio de la calle Canigó.
Ha sido un gesto solidario que comenzó con un breve discurso del titular de la escuela que daba la bienvenida y agradecía la presencia de todos los asistentes. “Estamos aquí porque queremos hacer un acto sencillo, pero lleno de sentimiento y emoción, un gesto de cariño y solidaridad con las personas que han sufrido las consecuencias del derrumbe del pasado martes 5 de febrero y que ha afectado muy directamente a algunas familias de la escuela”, comentaba.
Desde la presencia salesiana querían manifestar que sentían mucho lo que había pasado y que querían ser Comunidad Educativa que acompaña y se solidariza con quien sufre. “Hoy sentimos que nos falta una parte de nuestra familia salesiana y queremos expresarlo estando aquí reunidos, en actitud de respeto y silencio.
La verdad es que ante el dolor y el sufrimiento a veces no sabemos qué decir, cómo reaccionar. Sentimos rabia, tristeza, impotencia… Quizás lo único que podemos hacer es amar, abrazar, poner nuestro corazón; acompañándonos, como estamos haciendo en estos momentos, sacar de nosotros mismos lo mejor que tenemos. Y manifestar que lo más importante son las personas”, expresaban.
El acto contó con el agradecimiento de todo el profesorado y personal de la escuela a muchas familias y a numerosas entidades e instituciones que han contactado con la presencia salesiana como señal de duelo. “El ofrecimiento de ayuda constante, las muestras de pésame y cariño que nos han puesto de manifiesto, especialmente en relación a las alumnas que han perdido a su madre en una situación tan trágica. ¡Gracias a todos y todas!”.
Seguidamente se realizó un minuto de silencio y el acto terminó con una oración. “Ha sido un rato de recogimiento y reflexión que nos han ayudado a sentirnos más unidos y recordarnos que somos una familia, tanto en los momentos de alegría como en los de dificultad”.
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