Los niños y adolescentes con trastornos mentales son particularmente vulnerables a la exclusión social, lo que se traduce en discriminación, dificultades de aprendizaje, comportamientos de riesgo, problemas de salud física y violaciones de los derechos humanos.
Aún hoy, el estigma sobre la salud mental sigue siendo un problema abierto en la sociedad y en los ambientes educativos, donde es necesario promover una visión sin prejuicios e integrar el bienestar emocional de forma transversal.
“La felicidad de nuestros jóvenes es un viaje, no un destino. Por eso, en un mundo que nos pide ser siempre fuertes, es importante recordarnos que no es necesario serlo todo el tiempo. La vulnerabilidad es un signo de valentía”afirma el salesiano Miguel Ángel García Morcuende, ex consejero para la Pastoral Juvenil Salesiana e quien ha ideado y redactado esta guía.
Espacios seguros para la salud de los jóvenes
Los datos reales recopilados interpelan a los educadores; ¿los jóvenes cuentan con suficientes espacios seguros y herramientas para poder hablar de estos temas en la escuela, en los centros juveniles, en las asociaciones, en las obras sociales, en las universidades, donde transcurre la mayor parte de sus experiencias?
Esta Guía para Educadores, elaborada por el sector para la Pastoral Juvenil, rompe el silencio que rodea a la salud mental, desafiando los prejuicios y promoviendo la sensibilización y el acompañamiento educativo, a través de: la interpretación de las situaciones, la identificación de las señales de alarma y la planificación de las intervenciones.
Las casas salesianas son mucho más que simples lugares de aprendizaje. Son ambientes de crecimiento, de relaciones y, a menudo, el primer lugar en el que se manifiestan los signos de malestar psicológico en los jóvenes.
Para la pedagogía de Don Bosco, el crecimiento integral de los jóvenes, incluida su salud mental, es tan esencial para su bienestar como su salud física. Una buena educación proporciona bases sólidas también para los principales factores de protección de su bienestar: hábitos saludables, vínculos sociales de apoyo, capacidad para afrontar los desafíos de la vida…
Promover el bienestar
El aporte desarrollado por el sector para la Pastoral Juvenil reafirma la importancia de promover el bienestar en los contextos educativos. El punto clave es el entorno entendido como un ambiente habitado no solo por niños, adolescentes y jóvenes, sino también por consagrados, educadores, agentes pastorales, padres, abuelos, figuras significativas que transmiten enseñanzas, conocimientos, valores y, sobre todo, emociones.
Promover una perspectiva global, favoreciendo una alianza entre las diversas figuras significativas que acompañan a los jóvenes en su desarrollo, permite construir no solo nuevos saberes, sino también nuevos contextos educativos.
“La salud mental no es solo la ausencia de enfermedad, sino un estado de bienestar que nos permite realizar nuestro potencial, afrontar los desafíos de la vida y construir relaciones significativas. La salud mental es un bien valioso que debe ser protegido y valorizado. Invirtamos en nuestro bienestar y en el de los jóvenes” – subraya para concluir la doctora Antonella Sinagoga, co-ideadora y colaboradora del proyecto.
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