Don Eduardo Gancedo, salesiano, fue una de las personas que vivió de cerca el acontecimiento de la cesión del códice, como lo refleja la fotografía de la donación del mismo.
El acto de la firma de la escritura, celebrado el 20 de diciembre de 1960, por cuyo efecto el manuscrito pasaba a manos de la Biblioteca Nacional de España, tuvo lugar en la sede de la Fundación Juan March y acogió a más de un centenar de asistentes. Entre ellos, un emocionado Ramón Menéndez Pidal, que puso de relieve la significación de este códice: “Su valor como primer monumento de nuestra literatura en el que se funden como en ningún otro el valor nacional y el lingüístico”.
Casi sesenta años después, el manuscrito se presenta por primera vez al público. La directora de la Biblioteca Nacional, Ana Santos Aramburo, destaca la responsabilidad de la institución sobre la custodia y conservación del códice, de hecho, se ha encargado una vitrina especial completamente hermética para garantizar su integridad. «Tal y como queda patente en los diferentes informes realizados en el Departamento de Conservación y Restauración de la BNE, no hay problema para su exposición manteniendo los mismos valores de conservación que tiene en la cámara acorazada donde se guarda».
Miguel Ángel Fernández Díaz, salesiano y experto en conservación patrimonial, responsable del patrimonio de la Inspectoría Salesiana Santiago el Mayor al conocer la noticia: «Con relación a este acontecimiento, quiero rendir un merecido homenaje al salesiano Don Eduardo Gancedo (1909-1994). Un hombre sencillo y erudito con interés y curiosidad por las raíces del castellano, como demuestra su genial conferencia sobre los orígenes del castellano, que impartió con frescura y gracia, y que plasmó en su libro La Rioja, cuna del castellano. El forma parte de esta historia como refleja la fotografía de la donación del códice del Cantar del Mio Cid. Tuve el honor de ser un colaborador suyo con los primeros dibujos en el inicio de la vocación. Todo un maravilloso ejemplo a seguir”.
El Cantar del mi Cid, recogido en el Códice de Vivar del siglo XIV, tras seiscientos años de confinamiento en conventos, se exhibe durante un tiempo limitado de quince días ‒posteriormente, se sustituirá por un facsímil‒ en el marco de la exposición Dos españoles en la historia: el Cid y Ramón Menéndez Pidal, que comienza el 5 de junio y permanecerá hasta el 22 de septiembre.
Simplemente añadir una interesante anécdota relacionada con el «Cantar de Mio Cid». Don Eduardo Gancedo dispuso el contenido de los cuatrocientos primeros versos del Cantar de Mío Cid para ser representados en teatro. Todos los recitados del juglar fueron musicados expresamente para la ocasión basándose en modos gregorianos con acompañamiento instrumental de laúd, guitarra, flautas e instrumentos de percusión. La puesta en escena tuvo lugar en el teatro de Atocha. Los decorados fueros obra de don Enrique Cepeda, y alcanzó 7 representaciones a cargo de los alumnos de Atocha de 7º de EGB. Posteriormente, se harían otras 3 representaciones en Arévalo.