La sangre de los mártires salesianos se hace fecunda en el Mato Grosso brasileño

5 febrero 2018

Josep Lluís Burguera / ANS

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El pasado 31 de enero se introdujo la causa de martirio del salesiano Lunkenbein y el laico Simão Bororo: un gran evento de la Iglesia y de la Congregación.

“¡Meruri Rodolfo, Meruri Simão, Meruri, martirio, misión!”: esta oración del poema de Pedro Casaldáliga, Obispo emérito de la Prelatura de São Félix do Araguaia, “obispo de los pobres”, no podría describir mejor lo que sucedió en la iglesia del pueblo bororo de Meruri, Mato Grosso, Brasil, el pasado 31 de enero. Monseñor Protógenes José Luft, Obispo de Barra do Garças, inició oficialmente la investigación diocesana sobre la vida, el martirio y la fama de martirio de los Siervos de Dios Rodolfo Lunkenbein, salesiano sacerdote, y del indígena seglar Simone Cristiano Koge Kudugodu, conocido como Simão Bororo.

Estuvieron presentes Bruno Pedron, Obispo salesiano de Ji-Paraná, en representación de los obispos salesianos de Brasil, Gildásio Mendes dos Santos Inspector de Campo Grande, Antonia Brioschi Inspectora de las Hijas de María Auxiliadora de Mato Grosso, representantes de la Conferencia Episcopal del Brasil, el Consejo Indigenista Misionero, diversas asociaciones indigenistas católicas y laicas, representantes del gobierno, numerosos salesianos, miembros de la Familia Salesiana y, por supuesto, muchos nativos bororos.

La concelebración eucarística se inició frente al monumento erigido en el lugar donde el Padre Lunkenbein y el laico Simão fueron asesinados el 15 de julio de 1976. Luego de la celebración siguió la procesión a la iglesia, donde el salesiano y sacerdote Paulo Eduardo Jácomo, Vice-Postulador de la causa de martirio, leyó el decreto de apertura de la investigación diocesana, firmado por el Obispo de Barra do Garças.

Rodolfo Lunkenbein y Simão Bororo, fueron asesinados el 15 de julio de 1976 en el patio de la misión salesiana de Meruri. “Es increíble cómo esta causa ha sacudido los corazones de muchas personas en la provincia de Mato Grosso, en el Brasil salesiano y en la Iglesia. El ejemplo de fe y amor por el Reino de Dios de Don Rodolfo y de Simão es realmente un signo y una llamada a la renovación y el ardor misionero – dice don Pierluigi Cameroni, Postulador General para las Causas de los Santos de la Familia Salesiana -. Wl padre Rodolfo y Simão son parte de esa larga línea de misioneros católicos y de indígenas asesinados mientras acompañaban, evangelizaban y luchaban con los indios por sus derechos. La lucha por la defensa de la tierra, de los pueblos que la habitan y de sus inmensas riquezas naturales, culturales y espirituales, ha sido y sigue siendo fecundada por la sangre de los mártires».

En particular, se han de valorar los escritos del padre Lunkenbein quien, en sus cartas, homilías y otras intervenciones, mostró su corazón misionero y el poder profético del Evangelio en la promoción de la justicia y la solidaridad. En sus últimos escritos, a menudo aparecen alusiones a la muerte: «Incluso hoy, un misionero debe estar dispuesto a morir para cumplir con su deber. La ayuda que nos daréis muestra que habéis entendido claramente lo que significa ser cristiano hoy en día: sacrificarse por Cristo, sufrir con Cristo, morir con Cristo y vencer con Cristo para la salvación del mundo, de nuestro prójimo». (Rodolfo Lunkenbein, Carta a sus compatriotas, 11/08/1975).

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