“El agua y los alimentos empiezan a escasear en algunas partes del país. Son muchas las personas que se ven obligadas a abandonar sus hogares por la violencia y ellas son las más necesitadas porque llegan sin nada”, explican los misioneros salesianos que trabajan en Haití.
La violencia no ha parado desde el 29 de febrero y “cada día hay disparos. El aeropuerto y el puerto siguen cerrados, las bandas están en las carreteras y en Puerto Príncipe las personas no pueden salir de sus casas por el temor de ser secuestrados o asesinados”. Es la difícil situación que atraviesa el país y que nos trasladan los misioneros desde Haití.
Muchas personas se ven obligadas a huir de sus hogares y muchos chicos y chicas han abandonado las escuelas. “Pensé que el bloqueo y el cierre de las escuelas duraría un par de semanas, pero la situación se va alargando. Ahora vivo con miedo, ansiedad y temor por si las bandas invaden el barrio en el que vivo”. Es el testimonio de Anne Elisabeth, una joven haitiana que vive cerca de Petion-Ville.
“Nosotros estamos para acompañar a las personas y, sobre todo, a esos jóvenes, niños y niñas que llaman a nuestra puerta sin nada, porque han dejado su hogar atrás”, dicen los misioneros.
Desde Misiones Salesianas han lanzado la campaña Haití Olvidado para poner el foco en la difícil situación por la que pasa el país y recaudar fondos para seguir ayudando a la población civil y construir oportunidades de futuro.
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