“Miles de personas están llegando a las fronteras con Sudán del Sur como pueden. Llegan cansados, con pequeñas maletas con sus pocos enseres, sin documentos que los identifiquen, los menores con síntomas de desnutrición… Muchos llegan a Malakal y Renk tras huir de sus hogares”, explican los misioneros salesianos en Sudán del Sur.
El conflicto en Sudán comenzó el pasado mes de abril y ha provocado ya más 2,7 millones de personas desplazadas y cerca de un millón de refugiadas. A Sudán del Sur han llegado ya 200.000 personas sursudanesas que, desde que en diciembre de 2013 comenzó el conflicto en Sudán del Sur, huyeron a Sudán en busca de seguridad y mejores oportunidades de vida. Ahora, la guerra les vuelve a obligar a escapar sin nada para salvar su vida y la de sus familias y regresan a su país, en su mayoría mujeres con menores, buscando refugio y atención.
“Tan sólo en la misión de Kuajok los misioneros salesianos estamos atendiendo a más de 2.000 familias que no tienen nada”, añaden. Las autoridades locales dejaron un antiguo polideportivo para que las personas refugiadas tuviesen un techo, pero las necesidades crecen cada día. “Hay muchas personas, sobre todo niños y niñas que necesitan atención médica. Hay menores con malaria, con sarampión… por no hablar de la desnutrición que sufren. Junto a las autoridades locales estamos tratando de aislar los casos que se detectan en un espacio diferenciado y limpio”, explican los misioneros. Además, se están repartiendo carpas, material de higiene, así como ofreciendo atención y tratamiento médico y se va a comenzar con renutrición infantil.
Mientras, en Sudán el conflicto no para de extenderse por el país. “Al comienzo la violencia sólo se daba en Jartum, pero ya hoy está por todo el país y son ya más de 100 días de guerra”, explican los misioneros salesianos en Sudán. Más de 1.000 personas han perdido la vida, otras 12.000 han sido heridas y más de 24,7 millones de personas en el país necesitan ayuda humanitaria urgente. Más del 80% de los hospitales del país no funciona, no hay electricidad, los alimentos y el agua escasean y cientos de colegios están sirviendo como refugio para las personas que abandonan sus hogares.
Los misioneros y misioneras salesianas en el país están atendiendo a la población más necesitada y dan refugio a un centenar de personas.
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