Voluntariado internacional de SMX a través de la ONGD Bosco Global
Tras un verano intenso en Liberia, Sierra Leona, Guinea Ecuatorial, Ecuador y Bolivia es tiempo de pararse a reflexionar sobre tantos momentos vividos. Casi todas las personas voluntarias ya han regresado y solamente queda una voluntaria por viajar de noviembre a enero a Bolivia, y hay otro voluntario en terreno hasta diciembre en Guinea.
En este contexto, el sábado 20 de septiembre tuvo lugar simultáneamente de forma presencial en Sevilla y Barcelona la revisión y evaluación de la experiencia de voluntariado internacional de este verano, con sensaciones muy positivas por parte de las personas participantes.
Fue un momento para compartir las experiencias vividas por cada persona y encontrarse en un clima de complicidad y sintonía fruto de esa conexión creada a partir de esta experiencia única. Momento de evaluar y proponerse retos para seguir implicadas con la construcción de un mundo mejor a partir de ahora, en la realidad a la que cada uno le toque vivir.
Para María Jiménez, voluntaria en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, en el proyecto Mano Amiga, «ha sido una experiencia que hay que hacer, al menos, una vez en la vida, porque te hace más consciente de tú país y de la vida que tienes. No todo es siempre positivo, pero prevalece al final de la experiencia todo lo bueno que has vivido».
Según Eva Caballero, coordinadora del voluntariado “el objetivo de esta experiencia es abrir los ojos a las desigualdades de nuestro mundo y regresar con el compromiso de transformar la realidad desde lo local a lo global. Porque el voluntariado es un encuentro transformador que deja huella para siempre”.
Voluntariado internacional en SSM
Durante los meses de verano en España 23 presencias salesianas han acogido a los voluntarios de la Inspectoría Santiago el Mayor. Estos voluntarios se han formado a lo largo del curso 24-25 para ayudar en sus lugares de destino, un total de 16 inspectorías, 5 africanas y 11 latinoamericanas
Iván Poza es animador y catequista en Salesianos Vitoria, su destino este verano fue Honduras. «Soy joven, cristiano, animador, catequista… y he querido ser Voluntario Misionero Salesiano (VMS) porque compartir mis dones con los demás es una de las cosas más importantes de mi ser cristiano, dar gratis eso que me han dado gratis, y aportar lo que está en mi mano a construir el Reino en mi vida diaria y también en tierra de misión” afirma. Hay quienes repiten experiencia como Antonio, «Soy VMS porque quiero ser participe de la realidad de la sociedad y poner mi granito de arena para contribuir a la mejora de la comunidad en la que participo”.
Un cambio en la vida de los voluntarios misioneros
El destino al que los voluntarios misioneros salesianos llegan cambia su corazón “Un regalo. En muy poco tiempo creas vínculos tan bonitos que seguirán siempre en ti» comenta Vero de Salesianos Puertollano con destino en Cali, Colombia. Su compañera de voluntariado, Maite de Salesianos Pamplona añade “ha significado una oportunidad de cercanía y contacto real con una realidad que no vemos en Europa”
“Para nosotros el VMS ha sido un regalo de Dios: una experiencia transformadora de fe y servicio, donde hemos compartido, aprendido con gratitud el valor de dar la vida a los demás y que nos ha enseñado a compartir la vida con sencillez y esperanza. El VMS ha llegado a nuestra vida para quedarse” comenta Lina y Nano, madre e hijo, creyentes, de corazón salesiano, de Salesianos Atocha.
En esta misión de ayudar a los demás los voluntarios misioneros no deben de perder de vista los valores salesianos. «Empatía, ser sensible para entender las situaciones individuales de cada persona, respeto a las personas y culturas con las que vas a encontrarte y solidaridad para ponerse al servicio de los demás» comenta tras su experiencia Raquel, educadora en la Plataforma Social de Salesianos Parla con Destino en México











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