Del 3 al 17 de octubre, Begoña Simal, responsable del área de cooperación internacional de la ONGD salesiana Bosco Global conjuntamente con Virginia Martín, también del área, recorrieron las poblaciones de Ambato, Simiatug-Salinas-Facundo Vela, Guaranda, Bomboiza, Guayaquil y Quito, de la mano de la Oficina de Desarrollo de los Salesianos en Ecuador visitando diferentes proyectos.
A su vuelta, les han querido hacer algunas preguntas.
Al tratarse de un segundo viaje a la zona. ¿Habéis notado cambios sociales, económicos y educativos en el país?
Desde enero de 2020, que estuvimos en el país, hay algunos cambios que nos han llamado la atención. Algunos en positivo y otros en negativo.
Si empezamos por los positivos, destacaríamos que los proyectos que en aquel momento visitamos en la Provincia de Bolívar, casi 5 años después, no solo siguen en activo, sino que además siguen creciendo y adaptándose a las nuevas realidades que van surgiendo.
En nuestra visita anterior, presenciamos la inauguración de la planta de transformación de plantas aromáticas y medicinales en Salinas, donde se producen tisanas y aceites esenciales. La fábrica está produciendo nuevos productos, tanto medicinales como cosméticos, y su mercado se ha ampliado a la exportación (el 70% se comercializa en EEUU). El proyecto sigue apoyando a las mujeres productoras permitiendo un ingreso económico y genera beneficios que permite seguir con la actividad.
El proyecto de las huertas familiares que visitamos hace casi 5 años en en las comunidades campesinas de Salinas, Simiatug y Facundo Vela continúa creciendo: más mujeres y familias se unen a la iniciativa que, además de permitir una alimentación sana y unos ingresos extra para las participantes, se están comercializando las “canastas voucher”. Éstas se distribuyen en diferentes lugares de la zona y también se ofrecen de manera gratuita a familias con hijos/as en situación de desnutrición: una cadena de valor donde todos ganan, desde la Pacha Mama a las mujeres que se empoderan y superan la discriminación que han sufrido durante siglos.
Como aspectos negativos, hemos palpado un incremento de la inseguridad y la violencia en el país, especialmente en las ciudades de la costa. También nos han generado gran inquietud los cortes de luz que el país está sufriendo debido a la sequía, ya que el sistema eléctrico está centrado en las hidroeléctricas.
¿Qué proyectos de seguimiento habéis visitado? ¿En qué situación se encuentran?
Los proyectos en activo que hemos visitado en Guayaquil se centran en ofrecer oportunidades a jóvenes y personas adultas a partir de la capacitación para la generación de recursos sobre todo a partir del autoempleo y la creación de pequeños negocios.
Se ofrecen cursos de formación de aquellas especialidades que más se demandan en el entorno: peluquería y belleza, panadería y repostería, y reparación de teléfonos móviles, entre otros.
Con estas formaciones y un acompañamiento individualizado -con apoyo económico para iniciar la actividad- se consigue que los y las jóvenes puedan establecer un pequeño negocio que les permita la generación de ingresos y, sobre todo, que les aleje de las actividades delictivas que están muy arraigadas en el contexto.
¿Habéis detectado nuevas necesidades locales en las que Bosco Global puede seguir aportando su grano de arena?
Las necesidades identificadas conjuntamente con las comunidades locales se centran en dos ejes. Un primero, que consistiría en seguir apoyando las actividades agroecológicas para promover una alimentación saludable, el cuidado de la tierra y la generación de ingresos. Y un segundo que siga generando iniciativas formativas para la juventud que les ofrezca oportunidades y la creación de entornos saludables libres de violencia.
¿Alguna situación que os haya impactado?
Nos ha golpeado fuerte el alto índice de desnutrición infantil en un país con tantos recursos naturales disponibles. Nos impacta y nos mueve a seguir trabajando la implicación y el testimonio de los educadores y educadoras, de los equipos de trabajo en todos los lugares que hemos visitado: hombres y mujeres comprometidos con su trabajo y que compartimos un mismo sueño, que es el de ofrecer mejores oportunidades a todos y todas, especialmente a la juventud y respetando y cuidando lo más sagrado que tenemos para hacerlo: la madre tierra.
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