El Viernes Santo recordamos la Pasión del Señor y adoramos su Cruz. Ante Jesús crucificado reafirmamos nuestra fe: creemos que en Jesús, muerto en la cruz, tenemos la salvación, que él es el único camino que conduce a la vida, que gracias a él y su amor hasta la muerte, se ha roto el círculo infernal del mal y del pecado.
Un día para afirmar el camino de Jesús: por la cruz a la resurrección. Jesús ha muerto por amor; solo su amor y su entrega nos salva.
Entregó el espíritu
Tomaron a Jesús, y él, cargando con la cruz, salió al sitio llamado de la Calavera (que en hebreo se dice Gólgota), donde lo crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada lado, y en medio, Jesús. Y Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz, en él estaba escrito: «Jesús Nazareno, el rey de los judíos» […] Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura: dijo: «Tengo sed». Allí había un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagrea una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús tomó el vinagre, dijo: «Está cumplido». E , inclinando la cabeza, entregó el espíritu.
La Pascua Salesiana
Para los salesianos la Pascua es la gran respuesta de Dios a la búsqueda de esa esperanza que no defrauda. Estos días se celebra el misterio central de la fe católica: la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. En la Resurrección de Cristo se encuentra la certeza de que el futuro no está marcado por el miedo, sino por la confianza en el amor que Dios nos tiene.
Bajo el lema ¡Confía, en Él somos futuro! el Movimiento Juvenil Salesiano, se propone celebrar la Pascua del Jubileo de la Esperanza poniendo en el centro al Señor Jesús, en quien podemos afirmar desde la fe que “la esperanza no defrauda” (Spes non confundit, 1).
“Que la celebración del Triduo Pascual, sea una oportunidad privilegiada para profundizar en el encuentro con el Dios de Jesús, en quien ponemos nuestra esperanza”.
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