Vivir la fe y la esencia salesiana, también en verano y a cualquier edad

30 agosto 2018

Familia Beneito Castells

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Medio centenar de participantes procedentes de distintas asociaciones de ADMA de España e Italia se encontraron en Jaén.

Medio centenar de participantes procedentes de distintas asociaciones de ADMA de España e Italia se encontraron en Jaén.

Del 3 al 7 de agosto tuvo lugar en el cortijo Contadero (Jaén), en plena naturaleza, las I Jornadas de Espiritualidad para familias de la Asociación de María Auxiliadora (ADMA) y de otros grupos de la Familia Salesiana. Un total de 52 personas de muy distintas edades y condiciones (niños, jóvenes, adultos, con hijos y sin ellos, seglares y religiosos…) formaron durante unos días una gran familia en la que vivir la fe y la esencia salesiana.

El origen de estas jornadas estuvo en la experiencia que algunas familias vivieron el verano pasado en un encuentro similar con ADMA Primaria de Turín, en Pracharbon (Valle de Aosta). Tras aquellos intensos y enriquecedores días, decidieron organizar para el verano de 2018 estas primeras jornadas de espiritualidad en España. Desde diferentes puntos del país, con mucho trabajo e ilusión, el equipo coordinador, fue definiendo poco a poco el contenido del encuentro. Por distintos canales de comunicación salesianos, se fue invitando a participar en esta pequeña gran aventura. Y, finalmente, desde Barcelona, Sevilla, Madrid, Córdoba, Valencia, León… y desde Italia, fueron llegando los participantes en el encuentro.

La formación, guiada por el salesiano Domènec Valls, estuvo centrada en la Anunciación a María y en la espiritualidad de la Familia Salesiana, según aparece detallada en la Carta de identidad de la Familia Salesiana. Con su sencillez y amabilidad, Domènec consiguió hacer que los temas tratados resultaran cercanos, comprensibles y presentes en la vivencia cotidiana de la fe.

Tratándose de unas jornadas familiares, también se cuidó y organizó la atención a los más pequeños, que tenían sus propias actividades lúdicas y formativas con sus monitores, uniéndose al resto del grupo para ciertos momentos de oración y celebración.

Y, sobre todo, lo mejor de las jornadas fue que en realidad no terminaron el 7 de agosto. “Son un camino que desde entonces seguimos recorriendo, cada día, en nuestros lugares de origen, llevando a nuestras realidades lo vivido en este encuentro. Somos una familia de familias, unida, por encima de los kilómetros, en Jesús y en María Auxiliadora. ¡Gracias a todos!”.

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