Conocer, sentir, revivir, orar para sentirse amado y perdonado, como lo vivía Don Bosco

9 marzo 2022

Enrique Donoso

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Entre el 27 de febrero y 5 de marzo, un grupo de 33 educadores y trabajadores de Salesianos Santiago el mayor vivía una semana de Ejercicios espirituales en los lugares de Don Bosco. Recuperando así las experiencias de formación en salesianidad que se realizaban antes de la pandemia.

Pasados unos días, con tiempo para asimilar lo vivido en esta semana de espiritualidad salesiana, Enrique Donoso (administrador de Domingo Savio en Madrid) comparte su experiencia.

 

El 27 de febrero de 2022 un grupo de 33 compañeros, pertenecientes a la Comunidad Educativa de diferentes colegios y ambientes de la Inspectoría Santiago el Mayor, iniciamos en Turín unas jornadas de Espiritualidad Salesiana visitando los lugares emblemáticos en los que transcurrió la vida de San Juan Bosco y de Santo Domingo Savio.

Luis Rosón, salesiano, decano de la Facultad de Filosofía de la Universidad Pontificia Salesiana y gran conocedor de la obra de Don Bosco y de Domingo Savio fue el encargado de dirigir estas jornadas.

Esa misma tarde, aterrizábamos en Milán y tras un viaje de hora y media en autobús hasta Valdocco, donde nos hospedábamos, tuvimos tiempo para realizar un momento de encuentro y presentación.

Los días comenzaban muy temprano, a la siete y media desayuno y a las ocho ya en el autobús camino de los diferentes lugares a visitar.

El Colle Don Bosco

En el Colle Don Bosco Luis nos explicó los pormenores de la construcción del mismo y su importancia en el ámbito salesiano. Luis destacó cómo influyó en Don Bosco la muerte de su padre, la familia, y sus hermanos, y por encima de todo, la figura de Mamá Margarita, mujer generosa y entregada en su totalidad a la formación de sus hijos, con unos férreos valores cristianos que supo trasmitirles. Pudimos ver también la casa en la que Don Bosco pasó su infancia.

Infancia y formación

Los días siguientes visitamos la Granja Moglia, Castelnuovo y Chieri donde nos detuvimos de una manera especial en el Seminario. En Turín hicimos un alto en el Convitto de San Francisco de Asís, en el Cotolengo y en el Refugio para apreciar la importancia de la obra filantrópica de la Marquesa de Barolo y su talla humana.

Valdocco

En Valdocco recorrimos la Casa Museo de Don Bosco donde se conservan las estancias y habitaciones de Don Bosco del oratorio original.

En el Instituto Salesiano Valsalice disfrutamos del magnífico Museo Don Bosco de Ciencias Naturales.

Pero no sólo recorrimos los lugares por los que anduvo Don Bosco, sino también los lugares que frecuentó Santo Domingo Savio; San Giovanni di Riva di Cheri, Mondonio. Tuvimos ocasión de rememorar in situ el encuentro de Don Bosco con Bartolomé Garelli y de sentir la emoción del significado de esta escena tan trascendente para el devenir de la Obra Salesiana.

Nos impresionó profundamente el amor que Don Bosco sentía por los jóvenes, a los que les entregó hasta el último aliento de su vida tal y como les había prometido.

De la mano de Luis Rosón, con su estilo narrativo tan directo y ameno, pudimos revivir los momentos más importantes de la vida de Don Bosco y por ende de los Salesianos y conocer un poco más de su vida y de su obra.

Oración y recogimiento

Hubo también oportunidad cada día para el recogimiento, la oración y la Eucaristía que reconfortaron nuestro espíritu. Especialmente importante para mí fue la Celebración Penitencial del jueves 3 de marzo por la mañana, en la que me sentí amado y perdonado por Dios.

Pero sin duda alguna la parte más emocionante y significativa de todas las jornadas fue la visita a la Basílica de María Auxiliadora y poder rezar delante de María Auxiliadora, y de la Tumba de Don Bosco, para pedirle que nos diese fuerzas y que no permitiese que nunca olvidásemos que nuestro compromiso es con los jóvenes y que ellos son lo que dan sentido a toda la Obra Salesiana. Tenemos necesidad de los Jóvenes.

Estos momentos quedarán para siempre en nuestro recuerdo.

La misa en el altar mayor de la Basílica de María Auxiliadora ante la Virgen a la que tantas veces había rezado Don Bosco fue el magnífico colofón a esta experiencia tan maravillosa que hemos tenido el privilegio de vivir y que seguro recargará nuestras energías para continuar la labor que Don Bosco comenzó, sin desfallecer, dándolo todo por los jóvenes como Él hizo.

Este viaje a la Espiritualidad Salesiana, a los lugares por donde transitó Don Bosco, ha generado una corriente de sentimientos difíciles de explicar con palabras.

También hubo tiempo para el esparcimiento y la convivencia del grupo y para la charla distendida delante de un buen plato de pasta o de Pizza.

Algo que merece la pena vivir

En definitiva, una experiencia inolvidable que merece la pena vivir, que nos acerca más a la figura de Don Bosco y a su legado y que nos ha permitido revivir y recordar el sentido del Carisma Salesiano.

El sábado 5 de marzo volvíamos a Madrid cansados pero con con más deseos, si cabe, de enfrentarnos a nuestra tarea dentro de la inmensa Obra Salesiana de la que formamos parte y siendo conscientes de que lo más importante de todo: lo realmente importante son nuestros jóvenes y sobre todo los más necesitados, como nos enseñó Don Bosco.

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