Etiopía, desafíos tras el final de la guerra en el Tigray

30 mayo 2023

Misiones Salesianas

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El conflicto, entre noviembre de 2020 y 2022, destruyó vidas, y también la confianza, la economía y las infraestructuras de la misión.

Viven en la pobreza, no están seguros de poder regresar algún día a sus hogares y de si encontrarán algo para vivir, su casa, comida, electricidad, teléfono, instituciones de salud, instituciones educativas…”, aseguran los misioneros salesianos. Casi siete meses después de la finalización del largo conflicto de dos años en la región de Tigray, en el norte de Etiopía, aún hay miles de personas desplazadas de sus hogares.

“Muchos perdieron a sus padres o hijos, que eran quienes ganaban el pan para la familia. Hay mujeres y niñas abusadas sexualmente con problemas de salud, traumatizadas, avergonzadas de sí mismas, algunas expulsadas de casa por sus familias. Ahora el desafío es cómo estas mujeres y niñas abusadas se reintegrarán en la sociedad debido a la cultura que impone el silencio”, explican los misioneros salesianos.

Algunos servicios empiezan a mejorar: ya hay teléfono, internet y electricidad en la mayoría de los lugares. Comienza a haber vuelos y autobuses desde la capital, Addis Abeba, hasta algunas zonas de Tigray, y el gobierno interino anunció el inicio de las clases desde mayo a pesar del mal estado de las instalaciones escolares. “Casi 400 escuelas permanecen cerradas e inutilizables. Algunas por albergar aún a personas desplazadas y otras siguen cerradas por el estado de las infraestructuras”, aseguran los medios de comunicación locales.

El conflicto ha aumentado el número de mujeres y jóvenes  heridos, traumatizados y desnutridos, y también los estudiantes y maestros con necesidades especiales. Todo ello complica el regreso a las aulas y también el pago de los salarios, porque el alumnado representa casi el 30% de la población total de la región.

Para hacer frente a la situación actual y contribuir al proceso de pacificación, los misioneros quieren proporcionar capacitaciones no formales a corto plazo. “En las cuatro presencias en la zona, Makelle, Adrigrat, Adwa y Shire, las actividades regulares se detuvieron primero por la pandemia y luego con la guerra. Permanecimos al lado de la población a través de la ayuda humanitaria, y cuando fue posible dimos acceso a espacios seguros a jóvenes para que se quedaran, estudiaran y jugaran en nuestros centros”, recuerdan los misioneros salesianos.

Con el acuerdo de paz comenzaron las clases informales en Primaria (juegos y alimentación con pan o galletas). Ahora que desde que el gobierno regional se anunció el inicio de clases oficiales, las comunidades salesianas están preparando maestros e instructores. Las clases informales que se encuentran en los centros juveniles continuarán hasta que se reanude la educación adecuada en otros lugares, y los niños también esperan la provisión de materiales escolares, ya que no pueden comprar ninguno de estos.

Los misioneros salesianos se marcan como prioridades poder pagar los salarios y cubrir los gastos de funcionamiento de las escuelas y centros juveniles, ya que toda la economía de la región se ha derrumbado. Quieren trabajar el tratamiento de los traumas de la población a través de la música, el deporte, el teatro… Asimismo, quieren trabajar la educación inclusiva para poner a disposición sus estructuras para acoger diferentes tipos de discapacidades y construir una escuela secundaria en la región.

Desde MISIONES SALESIANAS enviamos más de 258.000 euros para apoyar en las tareas de emergencia en 2022 y seguiremos estando al lado de las personas en este tiempo de reconstrucción.

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