Jóvenes y acompañamiento

3 julio 2018

Koldo Gutiérrez

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Hoy la palabra acompañamiento brilla con luz propia. Sobre acompañamiento hablan padres, educadores, pastores, terapeutas, políticos. Todos reconocen la importancia que tiene el acompañamiento como ayuda para el crecimiento de las personas.

Hoy la palabra acompañamiento brilla con luz propia. Sobre acompañamiento hablan padres, educadores, pastores, terapeutas, políticos… Unos y otros utilizan la palabra de manera distinta, pero todos reconocen la importancia que tiene el acompañamiento como ayuda para el crecimiento de las personas a través de una relación propositiva.

La Iglesia tiene en su historia una hermosa tradición sobre el acompañamiento. Hay quien ve el cristianismo como una cadena ininterrumpida de acompañamiento de unos discípulos de Jesús a otros discípulos. Podría decirse que los discípulos de Jesús somos acompañantes acompañados.

No es extraño que el papa Francisco proponga con vigor la necesidad de una Iglesia que acompañe a las personas y los procesos de la historia. Así lo hizo en el último Sínodo sobre las familias. Una vez finalizada dicha asamblea, don Ricardo Blázquez afirmaba: “El Papa nos ha matriculado a todos en una asignatura nueva: el acompañamiento personal”.

El Sínodo sobre los jóvenes y el acompañamiento

¿Va a ser el acompañamiento una palabra importante en el próximo Sínodo? Si nos fijamos en la documentación que está sirviendo para su preparación, deberíamos afirmar que el acompañamiento va a estar muy presente en el próximo Sínodo. En la segunda parte del documento preparatorio, donde se proponen algunos criterios para comprender la realidad juvenil, se destacan especialmente cuatro: fe y vocación; discernimiento y acompañamiento. He ordenado estos criterios de la misma manera como los ha ordenado el documento conclusivo del Pre-sínodo, una reunión de más de 300 jóvenes junto al papa Francisco, donde el Santo Padre quiso escuchar las demandas juveniles. La vida de un joven puede dibujarse con las palabras “fe” y “vocación”. La acción pastoral puede describirse con las palabras “discernimiento” y “acompañamiento”.

Acompañamiento y Pastoral Juvenil

¿Es importante el acompañamiento en la Pastoral Juvenil? Quizás tengamos que reconocer que no ha sido especialmente importante en los últimos años, pero, hoy todo parece indicar que lo será cada vez más en el futuro. Se ve esta importancia en el camino que está haciendo la pastoral con jóvenes en nuestras diócesis, congregaciones y movimientos. Así pudimos comprobarlo en el “II Encuentro de equipos de pastoral juvenil” celebrado en Granada en abril de 2017 y promovido por el Departamento de Juventud de la Conferencia Episcopal.

Acompañamiento y Pastoral Juvenil Salesiana

¿Es importante el acompañamiento en la Pastoral Juvenil Salesiana? En el último aguinaldo, don Ángel Fernández Artime proponía a la Familia Salesiana avanzar en el arte del acompañamiento. Si miramos a Don Bosco encontramos un educador que se dejó acompañar por su madre en la niñez, por don Calosso en la adolescencia, por don Cafasso en el momento de su decisión vocacional. Vemos también cómo Don Bosco supo acompañar a muchos jóvenes y adultos en el crecimiento de vida cristiana. Lo mismo podríamos decir de Madre Mazzarello. Sobre el acompañamiento tenemos algo que ofrecer porque la tradición salesiana habla de la necesidad de un acompañamiento que unas veces es ambiental, otras veces grupal y otras personal.

Acompañamiento y Sistema Preventivo

Cuando hablamos del Sistema Preventivo vienen a nuestra cabeza palabras como amor, razón y religión. Estas palabras pueden servir también en la práctica del acompañamiento. El amor, la razón y la religión cuando pasan a través del acompañamiento pueden describirse como hospitalidad, pedagogía y mistagogía.

Podemos entender la hospitalidad en el acompañamiento como acogida incondicional, escucha paciente, sensibilidad hacia el otro, relación llena de humanidad. Hoy muchas personas tienen necesidad de ser escuchadas.

Podemos entender la pedagogía en el acompañamiento como partir desde donde se encuentra cada joven, iniciar un camino, hacer un proceso, proponer metas y etapas, ayudar a pensar críticamente, educar en la fe.

Podemos entender la mistagogía en el acompañamiento como despertar el deseo de la fe, hacer consciente de la propia interioridad, ayudar a conectar con las preguntas por el sentido, reconocer estar habitado por una Presencia, iniciar hasta la experiencia de Dios.

Formarse para el acompañamiento

He hablado del arte del acompañamiento, pero este arte no exime de una buena formación. La formación para el acompañamiento debe tener buenas bases teológicas, psicológicas, espirituales y pastorales. La formación debe llegar a lo profundo de la persona. Una formación así no se improvisa.

En España la Familia Salesiana lleva ya diez años ofreciendo distintos cursos de formación para el acompañamiento. Estos cursos se ofrecen en varios niveles. Los frutos ya se dejan ver, aunque, sin duda, se verán más a largo tiempo.

Koldo Gutiérrez, sdb

Delegado Nacional de Pastoral Juvenil

TESTIMONIO JUVENIL

¿Por qué tiene tanta importancia hoy el acompañamiento?

Siempre me ha llamado la atención que en euskera se use una única palabra para expresar acompañar, ayudar y hacerse amigos: lagundu. Me resulta curioso que el acompañamiento, la ayuda y la amistad sean las tres patas del significado de esta palabra.

Tras muchos años siendo maestro y animador de grupos y campamentos, sigo con la certeza de que los niños, adolescentes y jóvenes que se cruzan en mi camino buscan que sea para ellos una persona que les escuche; que haga del lugar en el que están un lugar de confianza y libertad; que les de oportunidades de encontrar ayuda; que se sientan escuchados y, a la vez, dueños de sí mismos… Por eso encuentro tan importante el acompañamiento.

Los animadores, catequistas, maestros y agentes de pastoral debemos ofrecer ocasiones de diálogo de tú a tú, y ser personas abiertas a la escucha. Qué difícil, pero que valioso, caminar junto a cada joven para ayudarle, desde la escucha activa, a encontrar su camino.

Las biografías salesianas están llenas de figuras educativas modelos de buen acompañamiento. Pensando en las conversaciones que tengo con mis alumnos o miembros de mi grupo de fe, me encanta imaginar las preguntas que el pequeño Juanito le haría a Don Calosso por los caminos de I Becchi. ¡Qué gran paciencia tendría el sacerdote con aquel muchacho!, pero con qué intuición y disposición lo acompañó.

Me viene también a la mente Don Pestarino, el párroco de María Mazzarello y sus amigas, a las que supo guiar y acompañar en su labor en favor de las chicas de su pueblo. Don Pestarino me recuerda a los acompañantes que Dios ha puesto a mi lado a lo largo de la vida, y a los que les debo, en gran medida, mi forma de ser y las opciones por las que he optado. Contarles mi vida y hacerles preguntas que quedaban sin respuesta era la única forma de ordenar mi joven cabeza.

Es por eso que ahora comprendo la importancia del acompañamiento juvenil. No se trata de guiar, ni de aconsejar, ni de ser modelo… se trata de acompañar en el más literal de sus significados: ir juntos. Si luego logramos -como en euskera-, hacernos amigos, mejor que mejor. Pero sin duda debemos tener claro que el acompañamiento siempre será una ayuda.

Nire laguna izan nahi duzu? (¿Quieres ser mi compañero, acompañante, amigo…?).

Iván Poza Maldonado

Puedes consultar el Boletín Salesiano en: http://www.boletin-salesiano.com

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