«La hostelería siempre ha sido mi pasión, la oportunidad me la dieron en la Fundación Don Bosco»

12 marzo 2024

Comunicación Fundación Don Bosco

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Nueva historia de vida, en este caso de María José, joven residente del Piso de autonomía “Gabriel Ramos” de Sevilla.

Paso a paso, con cada pequeño logro que va conquistando, María José, joven residente del Piso de Autonomía “Gabriel Ramos” en Sevilla, tiene más cerca alcanzar sus sueños. Esta historia de superación de María José te enganchará, como nos tiene enganchadas su tesón y esa sonrisa y dinamismo que nos regala cada día.

«Hola, mi nombre es María José, tengo 18 años y soy de La Campana, un pequeño pueblo situado en la sierra sur de la provincia sevillana. Tuve una infancia difícil con demasiados problemas familiares. Cuando salí de mi casa, con 17 años, entré en un Centro de Menores de Carmona, un pueblo de la provincia de Sevilla.

Al cumplir mi mayoría de edad, me ofrecieron desde el Centro de Protección de Menores, irme a un Piso de Autonomía gestionado por la Fundación Don Bosco.

Mi llegada a Don Bosco fue mala, porque yo quería seguir en el Centro de Menores y no me veía capacitada para empezar yo sola desde cero, pero las educadoras y los educadores del Piso “Gabriel Ramos” me animaron a cumplir mis objetivos.

La hostelería siempre ha sido mi pasión, porque mi madre en casa trabajaba en la cocina; pero yo cuando realmente descubrí que me gustaba, fue en el centro de menores.

Al llegar a la Fundación Don Bosco y decir que me gustaba la hostelería, me dieron la oportunidad de hacer un curso de cocina mediterránea durante el verano, en el Centro de Día “El Pino”.

Durante el mes que duró la formación, me di cuenta que era la profesión en la que me tenía que formar más específicamente.

La trabajadora social del piso, me habló de la formación de hostelería en la Fundación Cruzcampo, y presentamos la documentación para ser posible candidata a realizar la formación. Solo tenía que esperar a que me llamasen y realizar la entrevista.

El día de la entrevista, 27 de julio, estaba muy nerviosa, incluso lloré de los nervios porque no me sentí capacitada para estar allí. Ahora puedo decir que no me enteré de nada de lo que me dijeron, de lo nerviosa que estaba. Yo sólo decía que me gustaba mucho la cocina.

¡A principios de agosto, me informaron que había sido admitida¡Volví a llorar de la emoción! Había sido capaz de cumplir uno de mis objetivos

En septiembre comencé las clases, conocí a mis compañeros y compañeras, casi todos con estudios de Grado Medio, y me sentí “inferior” no por ellos, sino por mí.

Me planteé retomar los estudios que había abandonado en 4°ESO. Hablé con el equipo educativo, y me matriculé en el Centro de Educación de Adultos del Polígono Sur, con el objetivo de obtener este año mi graduado en ESO.

Actualmente estoy asistiendo a la formación de hostelería por la mañana, y por la tarde a las clases del instituto.

Estoy agotada, y a la vez contenta, porque hay días que además de las formaciones, tengo servicio en la sala de la Fundación Cruzcampo, y tengo que estar desde las 20.00h a cierre, atendiendo al público.

En el mes de agosto realizaré las prácticas de la formación durante tres meses en un restaurante que estoy deseando saber, pero hasta entonces creo que todo este esfuerzo va a merecer la pena para conseguir dos de mis objetivos que, ¡¡¡no serán los últimos sueños en cumplir!!!

¡Gracias a la Fundación Don Bosco por animarme a conseguir mis sueños y acompañarme en este camino!»

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