Organizada por la Comisión Inspectorial del deporte educativo, participaron más de 1.300 jóvenes repartidos en 117 equipos, pertenecientes a 12 casas salesianas. La jornada, que se desarrolló de forma ininterrumpida desde primera hora de la mañana hasta bien entrada la tarde, combinó actividad física, convivencia y animación. Se disputaron encuentros en cinco disciplinas deportivas: fútbol sala, fútbol 8, fútbol campo, voleibol y baloncesto, distribuidos en diferentes espacios del colegio y otras instalaciones deportivas de la localidad.
Fiesta de educación en valores
Los partidos, lejos de centrarse únicamente en el resultado, se vivieron como una fiesta de la educación en valores, en la que destacó el esfuerzo, el respeto, el trabajo en equipo, la alegría y la deportividad como elementos esenciales del estilo salesiano. Los animadores y entrenadores acompañaron a los equipos no solo como técnicos, sino también como referentes cercanos en el juego y en la vida.
Mario Fernández, coordinador inspectorial del Deporte Educativo, puso en valor la esencia de este tipo de encuentros: “Estos encuentros nos recuerdan que el deporte, cuando se vive desde la propuesta salesiana, educa tanto dentro como fuera del campo. Se trata de aprender a ganar y a perder, de convivir, de disfrutar con el otro, y de crear espacios donde nuestros jóvenes se sientan protagonistas y parte de una comunidad que camina con ellos.”
Además, el evento sirvió como espacio de encuentro para educadores, familias, voluntarios y antiguos alumnos que, una vez más, pusieron su granito de arena para que la experiencia fuera posible. El ambiente estuvo cargado de entusiasmo, cercanía, reencuentros y alegría compartida entre casas salesianas de toda la geografía inspectorial.
Xabi Camino, delegado inspectorial de Pastoral Juvenil, destacó el carácter integral de la jornada: “El Encuentro de Arévalo es una de esas experiencias donde todo lo que somos como familia salesiana cobra sentido. No se trata solo de jugar, sino de compartir, de mirar a los jóvenes a los ojos y decirles: sois importantes, valéis mucho, estamos con vosotros. El deporte, así vivido, se convierte en un espacio pastoral privilegiado.”
Salesianos Santiago el Mayor agradece sinceramente el trabajo y la generosidad de la comunidad de Arévalo, que se volcó para que todo estuviera a la altura de lo esperado, así como a todas las casas participantes por su implicación, a las familias que acompañaron con entusiasmo, y al equipo inspectorial de deportes por seguir creyendo y apostando por una educación en la que el juego, el esfuerzo y la alegría se dan la mano.
El XXXIII Encuentro fue, en definitiva, una experiencia inolvidable que reafirma en la importancia de seguir proponiendo espacios donde los jóvenes puedan vivir con intensidad su etapa educativa, crecer en valores y sentirse acompañados en su camino, al más puro estilo de Don Bosco.
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