El viernes, 12 de noviembre, tuvo lugar en Roma en la Pontificia Universidad Urbaniana, la presentación del libro «Yo hice cristiano al Papa» . Al acto asistieron el rector de la Urbaniana Leonardo Sileo OFM, el cardenal Luis Antonio Tagle, prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, el Honorable Lorenzo Guerini, Ministro de Defensa, ex alcalde de Lodi, y Ángel Fernández Artime, Rector Mayor de los Salesianos.
El libro es una biografía de Enrico Pozzoli, el misionero salesiano que bautizó a Jorge Mario Bergoglio y que luego lo siguió en los primeros años de su camino cristiano. El Papa Francisco, recordando a su educador, ha definido repetidamente a Don Pozzoli, natural de Lodi, «un gran apóstol» y «un apóstol del confesionario». El Papa Francisco, que conoció en los últimos meses el proyecto de un libro sobre Don Pozzoli, convocó al propio autor, Ferruccio Pallavera, y le ofreció su propio testimonio inédito, recogido en el volumen, sobre la figura humana y espiritual del salesiano de Lodi. Que trabajó infatigablemente durante 58 años en Argentina, donde fue un punto de referencia para los miles de inmigrantes italianos que llegaron al País en busca de un futuro mejor: entre ellos también los predecesores de Bergoglio.
Palabras del cardenal Tagle
El encuentro comenzó con el saludo del Rector de la Universidad, Leonardo Sileo OFM, quien se mostró muy feliz y agradecido de acoger la presentación y agradeció al director de la Editorial Vaticana, el periodista Lorenzo Fazzini, quien condujo el encuentro.
Luego tomó la palabra el cardenal Tagle, citando las palabras del Papa Francisco y vinculando su enseñanza con la figura de ese misionero salesiano. «… La acción de servicio a los demás dice de nosotros, que somos hijos de Dios Padre, que se puso a nuestro servicio mediante la Encarnación de su Hijo, en solidaridad con nosotros, hasta la muerte. Don Pozzoli es otro padre bueno, porque cerca de tantos inmigrantes italianos que llegaron a Buenos Aires, se ocupó no solo del aspecto espiritual sino también de la ayuda concreta, como lo hizo con la familia Bergoglio que vivió un período de dificultad económica. Este es el «buen pastor», aunque también digamos, más genéricamente, el auténtico creyente «.
En otro momento, el cardenal recordó las largas horas de confesión que don Pozzoli dedicó a los salesianos, sacerdotes diocesanos, fieles y las Hijas de María Auxiliadora, parte importante de la gran familia salesiana, como agregó el cardenal al saludar a la Hna. Yvonne, ex – Madre General y las 3 Hijas de María Auxiliadora presentes que la acompañaban.
También recordó el momento en que el joven Bergoglio expresó su intención de ser jesuita a Don Pozzoli. El anciano misionero siempre respetó su decisión «no era el tipo de sacerdote para hacer proselitismo», dijo, citando a Bergoglio. «… Este proselitismo, que utiliza estrategias para encerrar a las personas privándolas de su libertad. Don Enrico, por el contrario, liberó al joven Jorge Mario en su deseo de ser jesuita, en lugar de empujarlo a abrazar el carisma de Don Bosco» Luego, dirigiéndose al Rector Mayor, que también estuvo presente en el encuentro, le dijo: “Querido padre Ángel, quizás tenías un salesiano menos, pero la Iglesia ha conquistado a un hombre de Dios verdaderamente libre. Y agregó con simpatía: “Pero quién sabe, si tal vez no fuera un salesiano encubierto … »
Después del cardenal Tagle, el ministro de Defensa de Italia, Lorenzo Guerini, tomó la palabra y describió de manera sencilla y colorida la hermosa ciudad de Lodi, punto de encuentro y paso de muchos peregrinos de la Edad Media, que cruzaron los Alpes para ir a San Pietro y luego, a través de Puglia a Tierra Santa, se detenían allí en su recorrido. «Me gusta imaginar al joven Enrico Pozzoli que, contemplando el camino de los peregrinos, se sintió fascinado por la idea de hacer un largo viaje, de ser peregrino, y luego recibir la llamada a ser misionero en tierras lejanas», dicho entre otros conceptos.
Presencia del Rector Mayor
El Rector Mayor de los Salesianos, Ángel Fernández Artime, prosiguió la presentación del libro con una exposición muy significativa, ya que la historia lo vincula con Argentina, campo misionero de Don Pozzoli y la patria del Papa Francisco, porque allí llevó a cabo su servicio del primer Padre Inspector de la naciente Inspectoría de Argentina Sur, Beato Ceferino Namuncurá. «Leí todo el libro y en mi caso con un gusto particular porque leer los lugares aquí mencionados, como los conozco, fue para mí como volver a esos años como padre inspector. Por ejemplo, el colegio Pío IX, donde Don Enrico fue asistente y educador, es el mismo donde Carlos Gardel y su compañero más cercano, el Beato Ceferino Namuncurá, el joven mapuche cuya voz era más diáfana que la del propio Carlos Gardel, según los testimonios de esos años”.
Recordando a Don Pozzoli, el Rector Mayor dijo, entre otras cosas, con un discurso muy sentido porque precisamente en Argentina, lugar de misión de Don Pozzoli y tierra natal del Papa Francisco, tuvo Don Enrico un lugar particular entre los jóvenes, luego animando y acompañando la fe en la Basílica de María Auxiliadora de Almagro, siempre muy cerca del pueblo. «Esta basílica se nombra en el libro, que es una de las iglesias más hermosas de toda Argentina, y que fue construida con la colaboración de muchos fieles, incluida la familia Bergoglio». «Allí, en esta basílica, encontramos el paso de Don Enrico, el sacerdote salesiano amigo del pueblo, que visitaba a las familias, que se convirtió, como en el caso del Bergoglio, en sacerdote de la familia».
Don Enrico, misionero, fue una de las muchas vocaciones misioneras de la zona de Lodi, tanto de los Salesianos como de las Hijas de María Auxiliadora. «Pero su vocación misionera, recuerda el Rector Mayor, no estuvo marcada por las grandes hazañas de otros misioneros inolvidables, sino que se cuidó de llevar a cabo uno de los consejos de Don Bosco: la atención a los inmigrantes italianos». Se estima en un total de 12.700 salesianos, que fueron vocaciones misioneras.
El autor del libro, al cerrar el encuentro, agradeció la participación y destacó la admiración que se sintió en Lodi, una vez elegido Francisco, cuando los periodistas argentinos le pidieron información sobre un tal Enrico Pozzoli, sacerdote misionero salesiano. Sólo en ese momento, investigando a este ilustre hijo de Lodi, los periodistas comprendieron la gran estima que el Papa Francisco tiene por él.
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