Los jóvenes de la Inspectoría Salesiana María Auxiliadora superaron el tiempo de verano con la máxima nota: una experiencia inolvidable en sus vidas. Desde la Delegación de Pastoral Juvenil, junto a las iniciativas coordinadas a nivel local, se presentó un año más una amplia oferta de actividades para dar respuesta a las diferentes necesidades de la infancia y la juventud.
Dentro de este abanico destacó la oferta formativa capitaneada por las diferentes Federaciones de Centros Juveniles y Escuelas de Tiempo Libre Salesianas con las que se ofreció un completo calendario con alternativas viables y seguras que permiten acompañar educativa, formativa y pastoralmente esta época del año. Entre los cursos de verano, que se desarrollaron de forma presencial en diferentes sedes, estuvieron los tradicionales cursos de animadores del Itinerario de Educación en la Fe, monitores y directores de Tiempo Libre y coordinadores de pastoral de Centros Juveniles.
«En Córdoba hemos desarrollado la Escuela Local donde 48 animadores se han formado en distintas materias: teología, salesianidad, biblia, liturgia, catequética, psicología, espiritualidad, técnicas y recursos con clases impartidas por distintas personas como Javi González, José Antonio Perdigones, Ildefonso Casas, Fran Galán, Bernabé Arjona, Sofía Velasco y Antonio Comino. Han sido días donde se ha cuidado el ambiente, la formación, los momentos de convivencias, el diálogo… Sin duda alguna, un buen calentamiento para empezar con ilusión el nuevo curso, ya que “nos mueve la esperanza”, compartían desde la casa de Córdoba.
Innovación, creatividad pastoral, seguridad sanitaria y acción local fueron los ingredientes que primaron ante las dificultades que podía generar la realización de macro actividades en la que confluyen niños, adolescentes y jóvenes de diversas casas salesianas. Los diferentes Centros Juveniles coordinaron actividades sin ningún tipo de incidencia sanitaria. Para ello tocó reinventarse un nuevo verano para adaptarse a las actuales necesidades de los niños y adolescentes y su entorno, y apostando por el tiempo libre como ámbito educativo junto a las personas voluntarias que se ofrecieron para estar al servicio de los demás.
«Alrededor de 350 menores han participado en las actividades de un Verano Salesiano en la Obra de Monzón, gracias a la Asociación Juvenil Barasona y su propuesta de actividades para el mes de julio», compartían desde la casa salesiana. «Cuando todo hacía presagiar que nos esperaría un verano difícil como el año pasado, las restricciones por el COVID se aliviaron y la Asociación Juvenil Barasona pudo lanzar su oferta de actividades para el verano. Una oferta sin precedentes en la Casa de Monzón pero que se afrontó con especial ilusión, trabajo y mucho mimo, cuidando hasta el último detalle y que quería servir a su vez como un reconocimiento a la labor de la Comunidad Salesiana en Monzón y que este mes de julio abandonará la ciudad a la que ha estado ligada desde hace 70 años», compartían como muestra del desarrollo de las actividades que se han puesto en marcha en diferentes puntos de la geografía.
Igualmente, las experiencias de voluntariado internacional se vieron afectadas y fueron respondidas en el contexto más cercano. Desde la ONGD Bosco Global se realizó un proceso de acompañamiento con alternativas en las diferentes presencias salesianas. Además, como en otros años, la comisión de animación vocacional propuso la experiencia de vida comunitaria unida a la de voluntariado que completó este catálogo estival. «Esta experiencia ha sido determinante en muchos jóvenes que han querido plantearse seriamente su vocación, esperemos que muchos más se animen a participar», compartía Paco Pepe Pérez, coordinador de la experiencia en Palma del Río junto al salesiano Paco Jaldo.
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