Fallece el salesiano más longevo del mundo

13 abril 2022

ANS

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El pasado martes 12 de abril moría en Brasil el salesiano don Ladislau Klinicki. Ostentaba ser el más anciano de la Congregación Salesiana en el mundo con sus 107 años. Descanse en paz.

“Con gran dolor les anuncio el fallecimiento de nuestro querido hermano, don Ladislau Klinicki. Dios le conceda la recompensa del siervo fiel”. Con este mensaje don José Adilson Morgado, Rector de la comunidad salesiana “Santa Teresinha” de São Paolo (Brasil), anunció el fallecimiento, ocurrido el martes 12 de abril, del salesiano más anciano del mundo, don Ladislau Klinicki.

Nacido en 1914 en Kursk, en la antigua Unión Soviética, en el seno de una familia polaca, era hijo de Karol Klinicki y Katarzyna Kitlinska. Su padre era trabajador ferroviario y su madre funcionaria pública y era el quinto de los hermanos. Hizo su primera profesión en 1934 en Czerwinsk, la perpetua en 1939 en Rozanystok y fue ordenado sacerdote en Varsovia en 1943.

Durante la Segunda Guerra Mundial fue hecho prisionero y pasó por tres campos de concentración nazis. «La mayor ayuda espiritual para nosotros fue la confianza en la Divina Misericordia y la oración», escribió don Klinicki en sus memorias, «A un paso de la muerte».

Después de la guerra, fue uno de los muchos misioneros salesianos polacos que partieron hacia América. Llegó a Estados Unidos, fue a Ecuador y en 1968, llegó a Brasil, para acompañar a los inmigrantes polacos del barrio Bom Retiro de São Paulo. Luego trabajó en el aspirantado de Lavrinhas, en Cruzeiro, y en Pindamonhangaba. Fue confesor de muchas generaciones de salesianos y durante varios años fue miembro de la comunidad de salesianos ancianos y enfermos de “Santa Terezinha”.

En 2020 recibió la medalla de San Pablo Apóstol, en la categoría de servicio sacerdotal, en reconocimiento a su compromiso de estimular y dar vida y energía al compromiso eclesial y pastoral de la Arquidiócesis de São Paulo.

«¡El padre Ladislao era un santo!», dicen hoy los Salesianos de la Inspectoría de São Paulo. «¡Era un hombre fuerte, humilde y de buen corazón, y era conocido por los dulces que repartía a niños y adultos! Fue autor de libros que narraban sus experiencias en los campos de concentración y preparó ayudas catequísticas que ofreció a salesianos y laicos. Su habitación era frecuentada por una multitud de pajaritos que comían los frutos y semillas que recibían en sus propias manos. Muy devoto de la Divina Misericordia, fue un gran apóstol de esta devoción tan querida por el pueblo polaco».

“Damos gracias a Dios por la lluvia de gracias que nos ha dado en este hermano y sacerdote. Que su paso a Dios traiga un llamado de paz al mundo, especialmente a los pueblos eslavos, tan queridos por él, por haber nacido en territorio ruso y de familia polaca. Que Dios lo haga feliz y que ore por todos nosotros”, concluyen los Salesianos de São Paulo.

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