Día escolar de la paz y la no-violencia

30 enero 2018

Daniel Díaz-Jiménez

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Cada 30 de enero, un día antes de san Juan Bosco, se celebra el día de la Paz, testimoniando así que la escuela lucha contra toda forma de violencia y generando espacios de paz, para que nuestros niños, adolescentes y jóvenes vivan en un mundo mejor.

Cada 30 de enero, un día antes de san Juan Bosco, se celebra el día de la Paz, testimoniando así que la escuela lucha contra toda forma de violencia y generando espacios de paz, para que nuestros niños, adolescentes y jóvenes vivan en un mundo mejor.

El Día escolar de la paz y la no-violencia se celebra en todo el mundo para conseguir que los centros educativos sean espacios donde reine un ambiente de solidaridad, tolerancia, paz o respeto a los derechos humanos. Este marcado día fue reconocido por primera vez en el año 1964 en España, atribuido su nacimiento al poeta y educador Lorenzo Vidal, coincidiendo además con la muerte del líder nacional y espiritual de la India, el Mahatma Gandhi, asesinado a tiros por un fanático hinduista un 30 de enero de 1948. No sería hasta el año 1976 cuando el Ministerio de Educación y Ciencia en España lo reconociera por orden ministerial y en 1993 por la UNESCO.

Las escuelas y centros docentes viven este día con la mirada puesta en la búsqueda de la paz y la convivencia entre personas de distintas religiones, razas, lenguas, culturas o formaciones. El lema de esta jornada es: “Amor universal, no-violencia y paz. El amor universal es mejor que el egoísmo, la no-violencia es mejor que la violencia y la paz es mejor que la guerra”.

Don Bosco tuvo claro en el siglo XIX que la paz y la ausencia de violencia eran necesarias para conseguir una perfecta educación integral. Muchos de esos jóvenes utilizaban la violencia para sobrevivir en el Turín de la época, ante la escasez de recursos y oportunidades. Don Bosco entendió que necesitaba establecer en esos jóvenes desfavorecidos una paz primero interior, consigo mismos y con Dios, para posteriormente poder cambiar la personalidad exteriormente en base a su Sistema Preventivo. A través de su acompañamiento frecuente, su presencia activa en medio de ellos, la propuesta sacramental y de pequeños servicios en favor de los demás, junto al afecto que les tenía, logró que estos pudieran construir una sociedad de paz, una sociedad más justa.

En el centro educativo se forjan las generaciones de niños y jóvenes del futuro. La sociedad del mañana depende de la educación del presente. Ésta se orienta a educar para la vida y así lograr una juventud con capacidades y competencias ideales para una participación social activa, que logre una sociedad democrática más justa, responsable, libre y en paz.

¿Cómo podemos luchar en nuestros centros educativos salesianos contra la violencia y la falta de paz? La ONG salesiana Solidaridad Don Bosco lo recuerda a través de varios puntos, casi insignificantes, pero cargados de mucho valor para materializar en el aula: descubrir y expresar con claridad y honestidad nuestras propias opiniones, sin mentira para obtener unos fines; dialogar con respeto, siempre escuchando y comprendiendo a los demás; tener una perspectiva plural para lograr un bien común, que sea global y beneficie a todos; buscar alternativas valorando los pros y los contras, sin aferrarse a una idea única; y lograr un consenso que sea una decisión que beneficie a todos.

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