Infancia reclama derecho al ocio y tiempo libre educativo como herramienta de recuperación social

20 noviembre 2020

Confe Don Bosco

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En el Día de la Infancia, la Confederación de Centros Juveniles Don Bosco quiere tener presentes a los niños de sus centros juveniles. Desde la pandemia detectamos que se deja a un lado a estos y sus familias de establecer medidas o tomar decisiones.

En el Día de la Infancia, proclamado por Naciones Unidas en 1989, la Confederación quiere reclamar un verdadero compromiso con los niños y las niñas del mundo. Un compromiso que vaya mucho más allá de las obligaciones económicas y que tenga como enfoque prioritario la infancia, sus derechos y sus necesidades más acuciantes y actuales.

En el contexto de esta celebración, la Confederación de Centros Juveniles Don Bosco quiere tener presentes a todos los niños y niñas de nuestros centros juveniles. Para hacer tangibles sus derechos durante esta pandemia, hemos proporcionado espacios de ocio y tiempo libre seguros, y generado espacios educativos controlados. Estos se presentan como alternativas a otros escenarios y situaciones particulares o familiares donde el riesgo de contagio se hace más difícil de prevenir. Los centros juveniles han demostrado ser espacios seguros y no ser un foco de contagio, muestra de ello son los bajos números de positivos que se contabilizan en estos entornos.

Muestra de nuestro compromiso con ellos y con la seguridad sanitaria es que cerca de 10.000 niños y niñas, además de un equipo de voluntariado de más de 1.500 personas, han celebrado un “verano en positivo”  en nuestros centros juveniles, haciendo posible disfrutar de un ocio y tiempo libre educativo seguro durante el verano.

Tras la experiencia del verano y del inicio de curso, una de nuestras motivaciones más fuertes e ilusionantes es creer férreamente en que los centros juveniles están teniendo un papel muy importante en el acompañamiento emocional de los niños, niñas y familias, apoyando y ayudando a sanar miedos, barreras o frustraciones generadas por la pandemia. Durante este tiempo, hemos podido comprobar la necesidad en la infancia y la juventud de seguir creciendo y construir los propios proyectos de vida en esta serie de espacios educativos.

Un derecho, también educativo

Desde 1989, el 20 de noviembre se celebra el Día Universal del Niño. La Asamblea General de Naciones Unidas aprueba la Convención sobre los Derechos del Niño, un tratado internacional que reúne los derechos humanos de la infancia en 54 artículos. Esta Convención organiza los derechos de los niños y las niñas de un modo más completo y proporciona una serie de principios rectores que conforman el concepto fundamental que tenemos de la infancia.

Como indica la Convención sobre los Derechos de la Infancia, de Naciones Unidas, “desde su aprobación, en el mundo, se han producido avances considerables en el cumplimiento de los derechos de la infancia a la supervivencia, la salud y la educación, a través de la prestación de bienes y servicios esenciales; así como un reconocimiento cada vez mayor de la necesidad de establecer un entorno protector que defienda a los niños y niñas de la explotación, los malos tratos y la violencia”.

Desde el apoyo a estas tesis, somos conscientes de que la situación creada por la pandemia ha puesto de relieve muchas necesidades y ha vulnerado en parte los derechos más básicos de la infancia. Poniendo la seguridad sanitaria por delante de todo, hemos detectado que se ha dejado a un lado a los niños, niñas, adolescentes y sus familias a la hora de establecer medidas o tomar decisiones.

Por ello, nos gustaría destacar que en la Convención de los Derechos del niño el artículo 31 dice “el derecho del niño al descanso y el esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas propias de su edad y a participar libremente en la vida cultural y en las artes”. Creemos en este derecho pero le aportamos un matiz, el derecho al ocio y tiempo libre educativo. Este matiz puede convertirse en una poderosa herramienta de recuperación social.

Con cerca de 30 años al servicio de la infancia y juventud y como parte de su responsabilidad y carisma, la Confederación Don Bosco sigue trabajando por una sociedad donde niños y niñas puedan disfrutar de una infancia plena, saludable y segura.  Pese a los retos y dificultades que esta pandemia está planteando, seguiremos atendiendo a la infancia y a la juventud confiando en convertirlos en oportunidades bajo una de las premisas de Don Bosco que ilumina nuestra misión: “De la sana educación de niños y niñas, depende la felicidad de las naciones”.

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